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11 jovenes asesinados en posada navideña en Salvatierra Guanajuato


La tragedia ocurrida en Salvatierra, donde 11 jóvenes perdieron la vida durante una fiesta navideña, se resume en un brutal ataque perpetrado por un grupo armado. El comando acribilló a un grupo de amigos y a la banda de música durante una posada en una hacienda privada, dejando también a otros 14 jóvenes heridos. Este incidente representa un nuevo ejemplo de la violencia descontrolada que azota a México.


La localidad de Salvatierra, ubicada al sur de Guanajuato y limítrofe con Michoacán, ya enfrentaba el dolor de la desaparición y la violencia descontrolada. Sin embargo, en la madrugada del pasado domingo, el terror se apoderó de la comunidad cuando un comando del crimen organizado atacó una posada navideña, cobrándose la vida de 11 jóvenes y dejando a otros 14 heridos, según datos recientes de la Fiscalía de Guanajuato, que ha recuperado 195 casquillos en la escena del crimen.

En Salvatierra, aún desconocen las razones detrás de este brutal ataque. Según relata Angie Almanza, familiar de dos de las víctimas, el grupo armado llegó sin previo aviso, ingresó a la posada y disparó indiscriminadamente, sin un motivo aparente más allá de la intención de matar.


Con la llegada del día, los sobrevivientes enfrentaron el desgarrador panorama de pérdida. Hermanos, novios, amigos y seres queridos se sumaron a la lista de víctimas. La hacienda de San José del Carmen, un edificio del siglo XVII que minutos antes albergaba alegres festejos navideños, se convirtió en escenario de dolor.


Salvatierra, bajo el control del Cartel Santa Rosa de Lima, se encuentra inmersa en una disputa territorial con el Cartel Jalisco Nueva Generación, aunque las autoridades aún no han identificado a los responsables de esta masacre. Según la versión de la Fiscalía de Guanajuato, los sicarios llegaron a la puerta de la posada, pero los jóvenes se negaron a dejarlos entrar, argumentando que se trataba de una celebración privada. Los criminales aparentemente se retiraron, pero regresaron con más fuerza y armamento, desatando un violento ataque.


Una víctima sobreviviente describió el horror de la escena, donde los disparos resonaban en la oscuridad. La luz se fue, y con el regreso de los atacantes, se desató una segunda ráfaga de disparos. La fiesta, que contaba con alrededor de 50 jóvenes esa noche, llegó a su fin en medio de la tragedia.


No se tiene certeza sobre la duración de la incursión. Según Angie Almanza, no hubo un objetivo específico ni intentaron llevarse a alguien en particular. Explica que los atacantes dispararon indiscriminadamente contra todos los presentes en la fiesta, incluyendo al grupo musical. Al abandonar la escena, los sicarios incendiaron dos coches y dos motos pertenecientes a las víctimas estacionados en la entrada. Fueron los jóvenes sobrevivientes, entre los cuerpos de sus amigos, quienes contactaron a los servicios de emergencia.

Alrededor de las 4:30 de la mañana, el teléfono de Almanza empezó a sonar con mensajes de protección civil, vecinos y familiares. Alertada, se percató de la gravedad de la situación y se unió al rápido proceso de coordinación con las familias y la Fiscalía para recuperar los cuerpos antes de que amaneciera y el sol pudiera dañarlos en el jardín donde se encontraban.

Los heridos fueron trasladados al hospital, pero uno de ellos falleció en la ambulancia. Hasta el lunes por la noche, dos jóvenes aún se encuentran en estado delicado, siendo trasladados a un centro en Celaya, mientras que otros tres se someten a cirugías debido a impactos de bala en huesos. La banda de música, afectada en su totalidad, ha solicitado donaciones de sangre en el hospital de Salvatierra.


Héctor Almaraz, el joven de 16 años más joven entre las víctimas, dejó un vacío irreparable. Juan Luis García Espitia, de 36 años y el mayor de los fallecidos, técnico de sonido para bandas y DJ, deja dos hijos y un dolor incomprensible a su esposa, Yaz Múñoz.

Las autoridades no han proporcionado explicaciones sobre el crimen, al igual que en casos anteriores, como el asesinato de seis estudiantes de Medicina hace dos semanas en Celaya. Andrés Manuel López Obrador ha vuelto a sugerir que está relacionado con el consumo de drogas, una explicación que ha generado escepticismo entre los afectados.


Guanajuato ha sido escenario de otras atrocidades, y Salvatierra, en particular, ha vivido episodios de violencia sin respuesta efectiva. El activista Raymundo Sandoval destaca que es un territorio controlado por lugartenientes locales del Cartel Santa Rosa de Lima, capaz de cometer tales actos sin enfrentar sanciones o respuestas gubernamentales. En septiembre, un grupo armado secuestró a Stephanie Espinosa en plena plaza pública, matando a su hermano y a un amigo que intentaron intervenir. La falta de justicia persiste en casos anteriores, como la desaparición de la maestra Lupita Barajas y el asesinato de su hermano Francisco Barajas en Salvatierra. La violencia parece no dar tregua en esta localidad.

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